cuando vuelvo a pensar en la vida
en maneras de salir de nuevo
automáticamente incluso cuando sigo tirada
quisiera ahogarme
terminarme de una vez
soplar cada nueva mínima esperanza
pegarme un sopapo.
no quiero repetir lo mismo
esto de cargarme en subida arrastrándome
y siempre vuelvo y vuelvo y vuelvo
no quiero volver
ya no quiero intentar
se me aparecen en la mente mis psicólogas, mis psiquiatras
y sus palabras obsoletas
la misma situación como espejos temporales
mi hermano viéndome en la cama
mi mamá viéndome llorar
y tapándome
los masajes en la espalda
el abismo entre lo que me pasa y su capacidad de entender
la inutilidad de cualquier intento de ayuda
vuelven a preocuparse
después se cansan
y se resignan conmigo
un círculo increíblemente infalible
les tengo pánico a los soplidos y rezongos
porque significan que no mejoré.
por eso necesito las pocas fuerzas que me quedan
destinarlas a hundirme del todo
basta de la ola que me devuelve a la orilla
parezco estar ahogándome por última vez
ya está por fin
y la fuerza del mar me empuja hacia arriba de nuevo
no logro nadar hasta el fondo
el agua se ríe del juego infernal
me quedo quieta flotando en este lado
(porque siempre es este lado)
sintiéndome timada
derrotada
cuántas veces este agujero en el estómago
la contusión en el cerebro
que se me caigan los párpados
y una mezcla de fuerzas contradictorias;
la tristeza pesada que me inmoviliza
y el aburrimiento que me incita a levantarme de la cama
pero no puedo
-voy a intentar dormir- pienso
y volveré a llegar tarde a todo.
Maurice Pirenne. |
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